Había una vez un joven princeso llamado Iker I de Castilla (Iker Castilla, para la corte). Un día se dio cuenta que a pesar de su juventud ya tenía un reino totalmente conquistado. La corte le seguía y atendía sus necesidades al momento. Por ello como buen príncipe que era, decidió conquistar nuevas tierras. Pero no os vayáis a creer que fue a la aventura, no. Como princeso listo que era (buenos genes); mandó al nuevo reino a conquistar a algunos de sus familiares, así ellos harían campaña a favor del princeso. El día que él llegó a aquellas nuevas tierras ya era conocido por un gran número de pobladores, con lo que, no le fue difícil conquistar sus tierras y sobre todo sus corazones.
Desde entonces se llama Iker I de Castilla y Galicia.
Así todos fueron felices y comieron perdices con castañas.
Y colorín colorado por ahora he terminado